En el desarrollo de su práctica pedagógica, los docentes desempeñan
diversas funciones, entre ellas: se enseña valores, contenidos
específicos de diversas asignaturas, metodologías de trabajo y un
aspecto muy importante que se debería enseñar es el fomento del
pensamiento crítico y creativo.
El ejercicio del pensamiento crítico nos obliga a ser creativos,
dinámicos, hacia la búsqueda de diversas respuestas para un mismo
problema, el respeto a las ideas divergentes y sobre todo la búsqueda de
la coherencia entre el pensamiento y la acción. Se considera que es
mejor una buena acción que mil palabras.
Generar pensamiento crítico y creativo requiere en primera instancia
conocer las creencias que poseen los alumnos sobre determinados
conocimientos, tomar en cuenta que la mayor parte de los conocimientos
adquiridos por los estudiantes son producto de las interacciones
sociales y culturales en que los estudiantes se han desenvuelto. Dichos
conocimientos se han interiorizado de manera errónea, por ello es
necesario el análisis de las creencias con el afán de modificarlas y que
se instauren en la mente de una manera más cualitativa.
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